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GISELLE se presenta en el Teatro Anayansi este mes de septiembre

 

GISELLE se presenta en el Teatro Anayansi este mes de septiembre

Una historia de amor en un marco sobrenatural, la esencia del romanticismo. Se presentará en el Teatro Anayansi del Centro de Convenciones ATLAPA en Ciudad Panamá el día 27 de septiembre.

Giselle es la obra maestra absoluta del ballet romántico. Fue estrenada en 1841 en la Ópera de París constituyéndose en pieza pura y fundamental de la danza clásica. Una historia llena de emociones, donde predomina un amor trágico, así como personajes y mundos reales, que se confunden con otros fantásticos.

A diferencia de ballets populares y que en ocasiones fueron rechazados en su estreno, Giselle triunfó desde la primera función llegando al corazón del público, tanto por su historia, como por su música y mensaje. La presente versión del maestro Sasa Adamovic, recoge el espíritu de la coreografía original de Jean Coralli y Jules Perrot, respetando la tradición.

Giselle es un ballet en dos actos con música de Adolphe Adam, coreografía de Jules Perrot y Jean Coralli y libreto de Théophile Gautier y Jules-Henri Vernoy, basado en la obra De l'Allemagne (1835) de Heinrich Heine. Considerada una obra maestra en el canon del ballet clásico, fue interpretada por primera vez por el Ballet du Théâtre de l'Académie Royale de Musique en el Salle Le Peletier en París, Francia, el 28 de junio de 1841. La variación de Giselle del primer acto no es original de Adam, fue incorporada posteriormente y se cree que su autor fue Ludwig Minkus. Giselle es una de las obras maestras del ballet blanc.

Primer acto. Escena de la locura.

En una aldea de la Renania medieval, Hilarión, cazador, ama a Giselle y tiembla de celos por Loys, bajo cuyo semblante de pueblerino se encuentra Albrecht, el duque de Silesia, quien aparece para encontrarse con Giselle tras haber ocultado su espada y su escudero en el bosque. La joven sale de casa y acepta el tierno galanteo de Albrecht disfrazado de Loys, quien jura amarla para confortarla de la negativa de una margarita que ella había deshojado. Hilarión declara más tarde su amor a Giselle, pero ella le rechaza y este jura venganza.

Dan comienzo las fiestas campesinas de la vendimia, a las que Giselle se une con entusiasmo y no sin el temor de su madre, pues desde niña había tenido una salud muy débil. Mientras la danza tiene lugar, su madre cuenta cómo jóvenes muertas antes de casarse se convierten en Willis, blancos fantasmas que vagan por los bosques al claro de la luna. Se interrumpen las fiestas para acoger al príncipe de Curlandia y a su hija Bathilde, que llegan de regreso de una cacería con su séquito. Giselle danza para la princesa, que le da un collar y vuelve a partir con los suyos, reanudándose la fiesta campesina. Al llegar Albrecht, Hilarión le desenmascara mostrando la espada que ha encontrado escondida en el bosque, y llama de nuevo con el sonido del cuerno a los nobles cazadores y a la princesa Bathilde, prometida de Albrecht. Este, con fingida desenvoltura y justificándose como simple deseoso de distracción entre las danzas campesinas, toma a Bathilde del brazo y se la lleva, sin cuidarse de Giselle. Giselle, al comprender el engaño, cae en la locura y delira iniciando pasos de danza entre los consternados presentes, para finalmente morir en brazos de su madre ante un Albrecht atónito y desesperado.

Segundo acto. Giselle.

Hilarión acude al bosque para visitar la tumba de su amada y es sorprendido por la medianoche y con ella la llegada de las Willis.

Myrtha, su reina, es la encargada de hacer la llamada a las Willis para iniciar así, una noche más, el ritual de la venganza, siendo Hilarión su primera víctima. Al oír pasos las Willis desaparecen. Es Albrecht quien se acerca, siente tanto arrepentimiento que se ha adentrado en el bosque buscando la tumba de Giselle y suplicar su perdón. Giselle se hace visible conmovida por su arrepentimiento e intenta prevenirle para que se marche del bosque, pero ya es tarde y la implacable Myrtha ordena a las Willis atraer a Albrecht hasta su presencia donde, haciéndole bailar, conseguirán quitarle la vida.

La fuerza del amor que Giselle siente en su interior será la salvación de Albrecht, dándole su aliento y haciéndole resistir vivo hasta la llegada del alba. Con el amanecer las Willis desaparecen, y así Giselle tiene que despedirse de su amado para siempre. Albrecht trata inútilmente de retenerla, pero ella tiene que seguir su triste destino envuelta en esa maldición provocada por el engaño y la traición del hombre.